martes, 11 de agosto de 2009

TRANSFORMERS 2 Y EL EMBRUTECIMIENTO SISTEMATICO EN EL CINE.

Y pensar que se me paso por la cabeza al ver el afiche que los autobots tendrias mas protagonismo... Que ingenuidad de mi parte.


Un miercoles del mes pasado tuve la desafortunada oportunidad de ver por segunda vez Transformers: Revenge of the Fallen. Tenía que sacarme el clavo y verla subtitulada, ya que en la primera ocasión que pude ver la película no me quedo más opción que verla doblada ya que iba al cine con mi sobrino. Mi acompañante quedo adormecido a la primera media hora de la película, y yo a las justas pude salvarme de caer rendido al sueño gracias al constante pensamiento de que había gastado dinero para ver la susodicha cinta. Llámenme masoquista, sobre todo si ya conocen mi opinión sobre la primera película (y si no lo conocen, se los dejo claro en pocas palabras: la película es una mierda), pero antes de poder criticar algo hay que verlo, por más que dure sus tediosas dos horas y media y solo sea posible valorar como el comercial más largo y exitoso de la historia para vender muñecos y figuras de acción. Y valgan verdades, eso no tendría que ser muy escandaloso, ya que hay todo tipo de películas con diversos fines y con motivaciones tan plásticas como lucir a un actor o tener la excusa para mostrar cuanto efecto especial se pueda meter.

Curiosamente ese tipo de películas y motivos le pertenecen a Michael Bay, quien ya tiene acostumbrada a la audiencia a semejantes mediocridades que por el afán del entretenimiento se disculpan. Pero hay algo que Michael Bay ha demostrado en esta ocasión, y esa es su capacidad de superarse a sí mismo como uno de los peores directores del cine actual. Antes tenía muchas razones para calificarlo de esa manera, desde su excesivo uso de efectos, sus argumentos fáciles, sus ángulos de cámara que mas que crear tensión no dejan apreciar bien las escenas, la poca motivación para obtener buenas actuaciones… Claro, a su favor estaba el poder generar buenos momentos de acción y momentos también hilarantes, cosa que no se le niega excepto en verdaderos monumentos al aburrimiento como Pearl Harbor o La Isla. Su caballito de batalla es su consigna de hacer películas para el público y no para los críticos, consigna que comparte con el mega productor Jerry Bruckheimer, responsable de buena cantidad de las películas de Bay y también de una de las trilogías mas aparatosa e inexplicablemente exitosas como lo fue Pirates of the Caribbean, tremenda insignia de que ahora Hollywood considera que muchos efectos por computadora y una trama insulsa constituyen una gran película de aventuras. Claro está, todo por el afán de entretener a las masas.


Optimus termina hecho trapo, igual que cualquiera quien vea esta pelicula.


Pero no voy a decirles mentiras, Pirates of the Caribbean es al menos un vehículo para contemplar a un Johnny Deep irresistiblemente cómico en una actuación divertidísima. Sin él, la película no valdría la pena ni mirar en DVD, y es que estas películas de divertimento tienen siempre una excusa, algo que valga la pena el gasto de la entrada al cine. En el caso de Transformers RoTF, la excusa viene por dos frentes. Los transformers y las peleas para complacer a los niños, y Megan Fox, una delicia de mujer que genera delirio en los adultos y no tan adultos a pesar de que a las justas puedes actuar un par de minutos. Yo acepte ambas excusas antes de ir al cine, y mientras recibiera grandes dosis de ambas, no me molestaría mucho por más estúpida que fuese la película. Sin embargo, pasada la primera presentación del más grande atributo de la película (efectivamente, hablo del culo de Megan Fox), empecé a sentir poco a poco como conforme pasaban mas y mas imágenes frente a mis ojos mi mente entraba en un estado de congelamiento. Las excusas no valían esta vez, y después de un par de momentos claves y un nuevo asomo al cuerpo de Fox, la película se convirtió en un completo desastre. Había trama que sonaba interesante en teoría, pero que se perdió entre tanto despliegue de ridiculez. Con tanto personaje que parecía más una burla que un intento de comedia, momentos realmente innecesarios y estúpidos, diálogos tan creativos y tan bien interpretados que no despiertan ni el más mínimo de sentimiento, una tremenda pretensión a la hora de querer crear momentos dramáticos cuando ya no puedes tomarte nada en serio, y un final que se hace muy rápido y tiene poco impacto. Para variar, el desastre duraba más de dos horas. Puaj. Salí del cine con dos cosas seguras en mi mente. Primero, Michael Bay es un verdadero imbécil, y segundo, ese imbécil cree que nosotros, los espectadores a los que tanto dice querer complacer, somos unos idiotas.


Señores, ¡aqui la razon y el unico valor de esta cinta! Este angulo de Megan Fox vale la entrada, la canchita y todas las neuromas muertas luego de ir al cine.

Al carajo el divertimento. Uno va al cine por diversas razones, eso lo entiendo muy bien. Algunos van a divertirse, otros a tener una experiencia más profunda, mientras que otros solo van por querer ir sin importarles lo que ven. Obviamente cada uno de esos grupos tienen sus expectativas en la película que se les presenta, y no siempre esas expectativas coincidirán. Sin embargo, esa no es excusa para recibir cualquier patraña llamada película solo porque es motivo para entretenerse. Y no, no estaba esperando ver una película que me cambiara la vida cuando entre al cine a ver Transformers RoTF, pero no por ello voy a dejar que me tomen el pelo con esta propuesta que parecer haber sido planeada en una noche de borrachera. Esta película es para tomársela muy en serio pero por todas las razones equivocadas. Este bodrio es simple y llanamente lo que en estos tiempos se llama “cine de consumo”, y por como lo presentan, es el nuevo estándar para el cine de entretenimiento. Un estándar demasiado bajo como para siquiera sentirse contento de ver películas como esta en el cine, ya que es una gran subestimación del espectador. Una burla que tiene esa ya cansina disculpa de divertir a las masas. ¿Pero qué precio se está pagando por este divertimento? Pues que es el mismo espectador el que contribuye a ese ya tan sentido bajón creativo en la industria del cine. Si, el mismo espectador que supuestamente es tan respetado por Michael Bay se deja tomar el pelo al ir masivamente a ver una de las peores películas hechas en esta década (entre esta y la primera se pelean por el primer lugar). Lo peor no es solo que se le da una respuesta positiva, sino que es una respuesta monstruosa. En solo dos semanas, esta pelicucha ha recaudado más que dos de las películas más interesantes que se han estrenado en lo que va del año: Star Trek y Up. ¿Es aceptable que este truño (adoro usar ese término que aprendi de CineCutre) tenga tremenda acogida? Ah, y no me salgan con la excusa de que “es una clásica película de Hollywood”, porque las dos películas que mencione con anterioridad también lo son, y vean la diferencia de calidad entre ambas. Vamos, hasta Wolverine parece una obra maestra comparada con Transformers, y Dragon Ball Evolution queda como una cinta regular. No, ya no existe la excusa de que Hollywood hace las películas así. Después de ver este bodrio, me queda claro que el problema ahora no radica en los estudios, sino en la gente que se deja meter el dedo y caer rendido ante un buen par de escenas de acción y un buen par de tetas, lo que se presente primero.

Transformers RoTF indigna en muchos niveles, pero el más importante a tomar en cuenta es que la gente la acepta, la adora, y alimenta así un nuevo nivel de producción que no hace más que ofrecerte productos de la más baja calidad y sin mucho esfuerzo en ser producidos. No existe la más mínima intención de crear algo decente o siquiera un avisto de originalidad, muchos menos hay las ganas de despertar algo más que una impresión gracias a los robots gigantescos y las situaciones bufonescas. Porque ya no hay ni el más mínimo sentimiento, mucho menos una conexión mínima con los personajes. Y tampoco hay la intención en la gente en pedir algo más, porque el cine es solo para pasar el rato y divertirse, aun cuando lo que hay para ver es de las peores películas que se han hecho. ¿Qué sigue después? Lo más probable es que sea Transformers 3, la cual romperá nuevos records tanto de audiencia como de estupidez y efectismo. Y es que no queda nada más que decir. Vox Populi, Vox Dei. Si la gente pide basura, basura recibirá, y Transformers: Revenge of The Fallen, es el ejemplo perfecto para ello. Da lástima, indigna, y sobretodo crea una sensación de temor sobre lo que vendrá más adelante. Por mi parte, solo queda esperar que Stallone me sorprenda y me vuelva a mostrar una verdadera película de acción, como debe ser. ¿Transformers? No, gracias, ese es un mal chiste que no dan ganas de volver a escuchar, a menos que me aseguren un desnudo de Megan Fox para la tercera entrega. Lo único que vale la pena.

Megan Fox declaró que esta pelicula no le permita mostrar todo su potencial actoral. Que raro, desde aqui veo bastante potencial...

Si tienen ganas de leer una crítica mejor y más divertida, pásense por la pagina de CineCutre...

Nos vemos.

1 comentario:

  1. Asu mare, se nota que no te gustó la película. Mi reacción para con la primera fue exactamente la misma, había perdido mi tiempo viendo una película que era bufonesca sin llegar a graciosa y mediocre sin llegar a simple. Era obvio que estaba hecha para ser disfrutada por chiquillos de 13 años y por acerrimos fans del dibujo ochentero. Y encima, no me gusta Megan Fox, prefiero a Angelina Jolie o Christina Ricci.

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